Sujeto, vínculo, grupo y proceso social en Pichon-Rivière.

Enrique Pichon-Rivière
Enrique Pichon-Rivière

Introducción

El objetivo de esta Sección es presentar el pensamiento de Enrique Pichon-Rivière a través de una reflexión sobre su obra sí como por medio de los desarrollos actuales realizados por sus discípulos y continuadores.

Según algunas versiones, inexplicablemente inexactas, Pichon-Rivière no escribía. Pero los más de 150 artículos que publicó en importantes revistas científicas, agrupados luego en siete libros, muestran lo contrario. Entre estos libros se encuentran: El Proceso grupal, La psiquiatría, una nueva problemática y El proceso creador (integrantes de la serie Del psicoanálisis a la psicología social I, II y III, en Nueva Visión). También Teoría del Vínculo (Nueva Visión), Psicoanálisis del Conde de Lautréamont (Ed. Argonauta), Psicología de la Vida Cotidiana (Nueva Visión) y Conversaciones con Pichon-Rivière sobre el Arte y la Locura (Ediciones Cinco), de Vicente Zito-Lema.

A esta bibliografía, ineludible por tratarse de un autor ya clásico, se debe agregar gran parte de la producción de discípulos como José Bleger, Hernán Kesselman, Alfredo Moffatt y Ana P. de Quiroga, por nombrar sólo algunos de los principales, Expresiones destacadas de estos discípulos son Psicología de la Conducta y Psicohigiene y Psicología Institucional, de José Bleger, Psicoterapia del oprimido, de Alfredo Moffatt, Psicoterapia Breve, Escenas Temidas y “Psicopatología vincular” de Kesselman, así como Enfoques y Perspectivas en Psicología Social y Matrices de Aprendizaje, entre otros, de A. Quiroga.

La corriente de pensamiento creada por Pichon-Rivière puede identificarse a través de algunos de sus conceptos, esquemas, teorías y técnicas fundantes: vínculo, portavoz, grupo interno, adaptación activa a la realidad, Esquema del cono invertido, Teoría de la conducta, Teoría de la enfermedad única, Teoría de los grupos familiares, Técnica de grupo operativo.

Estos y otros aportes se apoyaron en un modo original de apropiación de la dialéctica, perspectiva filosófica y metodológica que constituyó la referencia que orientó no sólo formulación de cada uno de los conceptos y teorías sino también, simultáneamente, las prácticas a través de las cuales las categorías teóricas fueron creadas y puestas a prueba. Pichon-Rivière definió la dialéctica en que se basaba a partir de la imagen que V. I. Lenin dio en los Cuadernos Filosóficos; hecho reconocible en la factura de una modalidad de pensamiento en la cual los contrarios se combaten prematuramente ni se confunden, indefinidamente, en un todo ambiguo.

De los últimos diez años son algunos importantes libros escritos por los discípulos directos de Pichon-Rivière tanto como por nuevos autores, discípulos de sus discípulos. Entre esta producción teórica se encuentra: Crisis, Proceso social, sujeto y grupo (Cinco, 1998), de A. Quiroga; La metáfora lúdica. Un enfoque y técnica de trabajo psicosocial (Corregidor, 1999), de O. Bricchetto, Psicoterapia operativa I. Crónicas de un psicoargonauta y Psicoterapia operativa II. El goce estético en el arte de curar (Lumen/Humanitas, 1999) de H. Kesselman; Psicología clínica pichoniana, una perspectiva vincular, social y operativa de la subjetividad (Cinco, 2004), de F. Fabris y M. D. Galiñanes; Hacia una psicología social histórica (cartografías críticas) (Madres de Plaza de Mayo, 2006), de G. Kazi; Terapia de Crisis. La emergencia psicológica (2007) de A. Moffatt; Pichon-Rivière, un viajero de mil mundos. Génesis e irrupción de un pensamiento nuevo (Polemos, 2007) de F. Fabris; Luz en la Selva, la novela familiar de E. Pichon-Rivière (Topía, 2008) de Vicente Zito-Lema.

De la Argentina es la Revista Temas de Psicología Social de la Primera Escuela Privada de Psicología Social, fundada por Pichon-Rivière y dirigida por A. Quiroga, que se publica desde 1977. De España debe considerarse la trayectoria de la Escuela de Psicología Social de Madrid, fundada en 1981, dirigida durante los primeros años por H. Kesselman. La Revista Clínica y Análisis Grupal creada en 1976 a partir de la propuesta de Alejandro Ávila, Antonio Caparrós, Nicolás Caparrós, Hernán Kesselman, Susana López Ornat y los miembros del Grupo Quipú de Psicoterapia, la cual se continúa hasta la actualidad. Además de estas revistas deben considerarse importantes textos como La Construcción de la Personalidad: Las Psicopatías, de Nicolás Caparrós Sanchez y los dos volúmenes del Manual de Psicoterapia Analítico-Vincular, dirigido por Alejandro Ávila Espada (Ed. Quipu). Por último de la Revista Intersubjetivo, la cual publica de forma continua desde 1999.

Ortodoxias y heterodoxias. Hay quienes se referencian en el Pensamiento de Pichon-Rivière apoyándose en el conjunto de sus pilares fundamentales. Otros toman uno u otros de esos pilares y despliegan tal o cual dirección, de modo convergente o divergente. Muchos discípulos de Pichon-Rivière se consideran o “sienten” pichonianos sin por ello dejar de definirse, al mismo tiempo, freudianos, reichianos, kleinianos, lacanianos, sistémicos, cognitivos, conductuales, deleuzianos, entre otras perspectivas teóricas. Inclusive muchos inscriben su propio pensamiento en la dialéctica materialista pero también en la fenomenología, el existencialismo, el estructuralismo, el post-estructuralismo ó el constructivismo, entre otras corrientes filosóficas.
Cada uno se ubica en esos marcos teóricos y filosóficos con todo el derecho del mundo y de modo nada ingenuo. Toda adscripción teórica e ideológica, se basa en experiencias de vida, circunstancias y coyunturas históricas, preferencias, presiones e intereses sociales y personales.

Quien escribe esta Introducción considera que el pensamiento de Pichon-Rivière no admite todas esas posiciones teóricas y filosóficas; por lo menos no las admite sin forzamientos y significativas incongruencias. Sin embargo no es aquí donde hacer un análisis crítico que atienda la singularidad de cada intento, caso por caso. Lo que si consideramos indispensable es explicitar nuestra perspectiva, considerándola solo una de las posibles. Elegimos llamarla, según una frase que tomamos prestada, la “emocionante aventura de la ortodoxia”.

La aventura de la ortodoxia no tiene nada que ver la repetición al infinito de lo ya dicho y mucho menos con un etiquetamiento que encubre una pobreza y pereza existencial. Por lo contrario supone no sólo un trabajo de esclarecimiento continuo de los fundamentos de esta ortodoxia sino también un compromiso práctico de desarrollo y actualización de esos fundamentos, así como de las teorías y las prácticas que sobre el se realizan. La aventura de la ortodoxia debe ser diferenciada de cualquier “purismo”, actitud pretenciosa y absurda. En este sentido Hernán Kesselman, fundador de la Escuela de Psicología Social en España, se refirió al pensamiento de Pichon-Rivière como el menos racista, el más abierto; el que admite más posibilidades y desarrollos. En diálogo reciente me decía que se trata de un camino difícil ya que se lo realiza sin “escupir” a ninguna otra escuela; sobre la base de la apertura a todo tipo de pensamiento y la referencia a las propias prácticas.

Los artículos

Escriben en esta Sección, sobre “Sujeto, vínculo, grupo y proceso social en Pichon-Rivière”, autores residentes en Argentina, España, Francia, Brasil y Uruguay.
Fernando Fabris aporta la posibilidad de dimensionar el pensamiento de Pichon-Rivière, el cual cuestiona sin renegar de la teoría psicoanalítica, afirmándose en la construcción de una perspectiva distinta, denominada Psicología social. La cuidadosa exposición histórica que se ofrece aclara la especificidad dentro del campo “psi” (psiquiátrico, psicoanalítico, psicológico, psicológico social) del aporte de Pichon-Rivière.

Ana P. de Quiroga, discípula de Pichon-Rivière y directora de la Escuela de Psicología Social de Buenos Aires afirma, en “Los grupos y la queja”, la especificidad de los procesos subjetivos y así como del plano grupal, sin negar la determinación de estos procesos, en última instancia y a través de diversas formas de interpenetración, por las relaciones sociales. Es en ese marco que estudia un emergente: la queja.

Marcelo Pichon-Rivière, poeta e hijo menor de Enrique Pichon-Rivière, aporta en “Retrato de una mirada de mi padre” una de las imágenes más bellas y precisas que sobre su padre se han realizado. Joaquín Pichon-Rivière, hijo menor de Enrique, es el recopilador de algunas de las fotos que se ofrecen.

Hernán Kesselman, discípulo de Pichon-Rivière y maestro de generaciones de terapeutas argentinos y españoles, hace una clara exposición de la teoría y clínica de los sujetos y los grupos familiares, desde la perspectiva de Pichon-Riviére, con énfasis en el instrumento llamado Esquema del Cono Invertido.

Alejandro Scherzer en “Grupo familiar y otros colectivos humanos” retoma la problemática familiar. Trabaja a partir de las definiciones básicas de Pichon-Rivière y se introduce en las realidades actuales que requieren resituar y desarrollar la producción teórica sobre grupo familiar.

María Dolores Galiñanes adelanta algunos resultados de su Tesis Doctoral. En “Una mirada del trastorno de pánico desde la concepción del Dr. Enrique Pichon-Rivière” muestra la conexión descubierta entre la dramática intrasubjetiva de quienes padecen un trastorno de pánico y la trama familiar y social, aportando así elementos sobre una problemática clínica y teórica que es hoy uno de los puntos de urgencia.

Rosa Jaitín con “El portavoz. Del porta síntoma al equipo de fútbol en la obra de E. Pichon-Rivière en debate con otros autores” describe el mundo futbolístico para hacer sobre el final de su trabajo una diferenciación entre los conceptos portavoz y portapalabra en el sentido que Piera Aulagnier, René Kaes y Pichon-Rivière los utilizan.

Sergio Antonio Carlos y Gustavo Caetano de Mattos Mano, en “O Ensino de Grupo operativo para estudantes de Psicología” ofrecen una clara explicación de cómo puede ser trasmitida y enseñada la Técnica de los grupos operativos en los espacios universitarios, en este caso la Universidad Federal de Río Grande do Soul.

Alberto Sava en “El Arte como instrumento de Desmanicomialización” afirma la potencia revolucionaria del arte, entendido no sólo como ocasión de expresión del mundo interno del artista sino como intervención crítica en la amurallada realidad manicomial.

Con el artículo “Mundo Sonoro Interno. Una extensión del concepto pichoniano”, Violeta Hemsy de Gainza, nos ofrece desarrollos acerca de los objetos sonoros que piden a gritos un lugar en el mundo oficial de las teorías de la subjetividad, de la actividad musical y del campo psicoterapéutico.

En una dirección similar Hernán Kesselman invita a Pessoa a un trabajo de interlocución para la construcción de una clínica pichoniana. En “Fernando Pessoa y la Heteronimia en la clínica. Un devenir poético de la Multiplicación dramática”, Kesselman trabaja los heterónimos y el ortónimo, como despliegue de la psicología vincular y el aporte a los núcleos básicos de la personalidad que a partir de Pichon-Rivière y José Bleger, propuso desde la década del setenta.

En “Enrique Pichon-Rivière y Wilhelm Reich” se compara el pensamiento de ambos autores. Cristina Joos considera que ambos desarrollaron teorías y prácticas clínicas y sociales en base a un pensamiento dialéctico y multidisciplinario, creyendo en la potencialidad creadora y de cambio de los sujetos, en una continua interacción entre mundo interno y mundo externo.

En “Pichon Rivière y Vygotski” se trabajan las significativas confluencias entre dos autores que por distintos caminos desarrollaron, como señala Héctor Rougier, pensamientos y prácticas a partir de la consideración de la constitución y desarrollo del psiquismo en una interrelación social concreta. Sobre la base del estudio de sus confluencias se propone una Pedagogía Vincular en la cual cambiar, aprender y transformar la realidad, son considerados procesos relativamente equivalentes.

Hernán, Susana, Martín y Mariana Kesselman presentan “Corpodrama: cuerpo y escena. Una nueva herramienta para el trabajo con grupos”. Se refieren allí respectivamente a la Covisión como supervisión horizontal colectiva, a la Transdisciplinación como búsqueda de modos distintos de producción de subjetividad/corporeidad, a las Travesías y devenires que permite la música, el silencio y el teatro y, por último, la Performance abierta, como itinerario singular e irrepetible que surge a partir de una silla y un cuerpo en un espacio vacío.
Martín Kesselman y Claudio Goscilo en “La Red de Futbolterapia: El goce estético en el arte de jugar y curar” muestran como desacartonaron la tradicional caja de juego infantil, ofreciendo una nueva herramienta ya no para niños pequeños sino para adolescentes con otra subjetividad.

Facundo Sava, en “Fútbol y Psicología Social. Experiencias de un jugador profesional” elabora, más que un trabajo teórico, una serie de reflexiones construidas en el marco de una valiosa trayectoria como futbolista que le permite subrayar la importancia de la congruencia institucional, la promoción del protagonismo del futbolista y la necesidad de inclusión de psicólogos sociales en los equipos.

 

Consideraciones finales

Quiero agradecer, en primer lugar, a Gonzalo Cabello Arribas y los demás integrantes del Comité de Redacción de la Revista Intersubjetivo quienes me invitaron a coordinar esta Sección, distinción que deseo encuentre correspondencia en el provecho que obtengan los lectores de esta importante publicación científica.
También quiero agradecer a quienes participaron con sus escritos, respondiendo con entusiasmo y celeridad a la pichoniana convocatoria. A Hernán Kesselman, quien desde su asesoría contribuyó a constituir un puente de amistad entre el grupo español y argentino.

Por último, agradecer a un extenso colectivo, visible-invisible, formado por profesionales de varios países de Latinoamérica y Europa, integrantes de un movimiento que de hecho sostiene con sus prácticas, esperanzas y aportes la vigencia de este pensamiento; perseverando en sus fundamentos más allá de las nuevas corrientes hegemónicas que impuso e impone el neoliberalismo y la invasión globalizadora.

Antes de finalizar no quiero dejar de mencionar a una serie de importantes autores vinculados a la figura y la obra de Pichon-Rivière. Aunque la mayoría de ellos no siguieron necesariamente su pensamiento, sino más bien algunas de sus ideas o direcciones, es ineludible nombrar a figuras como David Liberman, Armando Bauleo, Fernando Ulloa, Willy Baranger, Diego García Reynoso, Jannine Puget, Ricardo Avenburg, Horacio Etchegoyen. El papel de incitador de la creatividad que le reconocen a Pichon-Rivière puede quedar expresada, con precisión y sencillez, por la expresión de Liberman cuando dijo: “el tipo con dos o tres palabras lograba hacernos decir mil y pensar por horas seguidas”.

Los diversos matices que existen en los distintos desarrollos, de los autores recién nombrados, de los nombrados anteriormente y de muchos otros hacen honor y dan testimonio, según consideramos, a la vigencia de la obra pichoniana. Con Pichon-Rivière, por haber aprendido de él, es que aceptamos e incluso alentamos las heterodoxias. Pero pedimos que se nos permita la aventura de la ortodoxia, a la que ya nos referimos.

El horizonte latinoamericano, con sus signos positivos en los últimos años, más allá de las dictaduras y el neoliberalismo que lo asolaron, causando un impensado incremento de la desigualdad y la injusticia; así como el movimiento mundial antiglobalizador y anticapitalista y otras formas de rebelión política y social, en sus diversas expresiones, son el contexto vivo a partir del cual se afirmarán muchos de los desarrollos existentes y se formularán otros nuevos. Aquellos y estos, fiel a su esencia pichoniana, intentarán dar cuenta al mismo tiempo y de manera no escindida, de las problemáticas de los grandes colectivos humanos y las de la singularidad de los sujetos.

Para finalizar y como homenaje, hacemos nuestras las palabras escritas hace alrededor de 30 años por los fundadores de la Escuela de Psicología Social en España (Revista El Portavoz, Año 1, Nº 1, 1982. pp. 7-8):

“Para que una psicología, pensada como social, estreche la distancia entre el lugar de la producción de los conocimientos y los destinatarios de esa producción. Porque es en la familia, el lugar de trabajo o en la crónica reflejada en un periódico, en donde aparece la cotidianeidad en que se juega la miseria y la grandeza del sujeto como protagonista del hecho social. Ese es también el escenario desde donde emerge el sujeto y cuyo destino será la miseria de la imitación y la alienación o, en cambio, será el protagonista de la producción para la creación y la libertad”.

Ciudad Autónoma de Buenos Aires, marzo de 2010

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